Jesús siempre tenía un momento
para hablar con su padre Dios y para enseñarnos la oración más importante: el padrenuestro.
Cercana su muerte, Jesús se quedó orando en el monte de los olivos, reflexionando y pidiendo ayuda y fuerzas para actuar con valentía ante los acontecimientos que iba a vivir.
Con esta dinámica se invita a los niños a desarrollar el hábito de hablar con Dios, con Jesús, con su ángel de la guarda...
La caja debéis imprimirla en A3, montarla y, a continuación, imprimir las oraciones, veinticuatro, y guardarlas dentro.
Cuando los niños y niñas estén tristes o necesiten un consejo, tal como hizo Jesús muchas veces, van a la caja de oraciones de su amigo Jesús y eligen una para que, con su mensaje, los conforte.
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